El síndrome de intestino irritable, es el trastorno funcional digestivo más frecuente. Afortunadamente, en la mayoría de los casos modificando la dieta se puede reducir el impacto de sus síntomas. A continuación los alimentos que debes evitar.
El síndrome de intestino irritable es un grupo de síntomas digestivos, que incluyen cólicos, dolor e hinchazón abdominal, estreñimiento y/o diarrea, y gases.
Estas molestias pueden ocurrir durante mucho tiempo con períodos de agudización o mejoría.
Las causas por las que ocurre este trastorno no están del todo claras. En algunos casos, puede presentarse tras una infección intestinal bacteriana o por parásitos. Esto se denomina síndrome de intestino irritable posinfeccioso.
Sin embargo, existen otros tipos de desencadenantes, como estrés a temprana edad, modificaciones en la microbiota intestinal, alteraciones en los nervios del sistema digestivo, o contracciones musculares en el intestino.
Puede presentarse a cualquier edad, pero suele comenzar en la adolescencia o a principios de la vida adulta, siendo dos veces más común en las mujeres que en los hombres.
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Qué alimentos evitar
Carbohidratos de cadena corta y alcoholes relacionados, que, al no ser absorbidos correctamente en el intestino delgado, pueden provocar molestias digestivas.
Estos son ejemplos de alimentos que debes evitar:
- Oligosacáridos: ajo, alcachofa, cebada, cebolla, centeno, frutos secos, hinojo, legumbres, remolacha, puerro o trigo.
- Disacáridos: leche, helado, o yogur.
- Monosacáridos: espárragos, cerezas, mango, manzana, miel y jarabe de maíz rico en fructosa, pera o sandía.
- Polioles: albaricoque, caramelos de menta o sin azúcar, cerezas, ciruelas, coliflor, manzana, melocotón, pera, sandía o setas.
Es fundamental que se realice solo bajo recomendación y supervisión de un profesional de la salud.
Para aliviar los síntomas intestino irritable, se aconseja limitar o evitar:
- Alcohol y la cafeína.
- Alimentos con gluten, como cebada, centeno y trigo.
- Alimentos que provocan inflamación y gases, como brócoli, coliflor, coles de Bruselas, o legumbres.
- Comida muy condimentada.
- Grasas.
- Productos ultraprocesados.
Otros consejos
La carga de las responsabilidades diarias puede provocar o exacerbar los síntomas del intestino irritable. Por eso, los profesionales aconsejan controlar el estrés para reducir su impacto sobre el organismo.
Entre las opciones más utilizadas para tratar este problema se encuentran:
- Hipnoterapia: dirigida al intestino.
- Técnicas de relajación: destinadas a ayudar a combatir el estrés y distender los músculos abdominales.
- Terapia cognitivo-conductual: enfocada en ayudar a cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento para mejorar los síntomas.
También se aconseja realizar ejercicio regularmente, alrededor de 150 minutos semanales de actividad física moderada. Sin embargo, cualquier actividad es útil para comenzar, incluso caminatas leves.
Finalmente, otro aspecto que no debe descuidarse son los patrones de sueño. Muchas veces el círculo vicioso de dormir mal lleva a estar ansioso, estresado, y hacer malas elecciones alimentarias.
Cuando consultar al médico
Deberás consultar a un profesional de la salud si los síntomas se ven acompañados por:
- Anemia.
- Diarrea nocturna.
- Dificultad para tragar.
- Dolor persistente al expulsar gases o defecar.
- Pérdida de peso involuntaria.
- Sangrado rectal.
- Vómitos inexplicables.