La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso que afecta al cerebro y la médula espinal. Lesiona progresivamente, y a lo largo del tiempo, la vaina de mielina, el material que rodea y protege las células nerviosas.
Estas lesiones vuelven más lentos, o directamente bloquean, los mensajes entre el cerebro y el cuerpo, lo que puede generar un deterioro progresivo de funciones básicas para la vida humana.
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Los síntomas de la esclerosis múltiple son:
- Debilidad muscular
- Alteraciones de la vista
- Problemas con la coordinación y el equilibrio
- Problemas con el pensamiento y la memoria
- Sensaciones de entumecimiento, picazón o pinchazos
Los científicos todavía no conocen la causa de la esclerosis múltiple. No hay una razón única, sino una combinación de factores genéticos y ambientales.
Está afecta más a las mujeres que a los hombres. Suele comenzar entre los 20 y los 50 años. En general, la enfermedad se presenta con síntomas leves, pero algunas personas pierden la capacidad para escribir, hablar o caminar. En su etapa más avanzada, la persona puede tener problemas para respirar por sí misma.
Los profesionales de salud utilizan la historia clínica, examen físico, pruebas neurológicas, resonancia magnética y otros métodos para diagnosticarla.
No tiene cura, pero las medicinas pueden hacer más lento el proceso de deterioro nervioso, y ayudar a controlar los síntomas.
Remitente-recurrente
Cuando una persona vive con esclerosis múltiple, seguramente no se sienta enferma, o con síntomas, todo el tiempo. Esto significa que padece esclerosis múltiple remitente-recurrente, la forma que tienen 8 de cada 10 pacientes.
La persona que tiene esclerosis múltiple remitente-recurrente tiene episodios en los que los síntomas se presentan, seguidos de períodos en los que no hay señales de la enfermedad.
Las crisis o brotes, cuando sí hay síntomas, pueden durar días, semanas o meses, y luego se comienza a mejorar hasta que desaparecen.
Estos brotes pueden aparecer o desaparecer independientemente de si la persona está tomando algún medicamento.
Los períodos sin brotes se conocen como momentos de remisión.
Algunas personas tienen una forma progresiva de la condición en la que los síntomas van empeorando gradualmente.
El daño se va acumulando a lo largo de los años, sin períodos de remisión, aunque la condición por momentos parezca estabilizarse.